Por ALMUDENA CALATRAVA
The Associated Press
BUENOS AIRES -- La súbita muerte del ex presidente Néstor Kirchner no parece poner en duda la capacidad de su viuda, la presidenta Cristina Fernández, de asegurar la gobernabilidad hasta que se celebren las elecciones generales de 2011, pese a la decisiva influencia que él ejercía en el gobierno, según varios analistas.
El deceso el miércoles de Kirchner, de 60 años, a raíz de una afección cardíaca, ha conmocionado a dirigentes políticos de todo signo, que definen al ex presidente como un luchador que defendía con uñas y dientes sus convicciones, y como una figura política central en la última década.
Analistas consultados por AP consideraron que, aunque es cierto que el también jefe del Partido Justicialista (PJ, peronista) ejercía un decisivo poder en el gobierno de su esposa y sucesora, la gobernabilidad en el país está garantizada.
El fallecido dirigente peronista y diputado nacional ejerció la presidencia entre 2003 y 2007. Durante su mandato logró la recuperación económica y la estabilidad política en Argentina, después de la fuerte crisis financiera e institucional de los años previos a su mandato.
Además, lanzó una política de derechos humanos que ha vuelto a sentar en el banquillo a cientos de responsables de delitos de represión en la última dictadura militar (1976-1983).
"Kirchner era el principal actor político en Argentina, pero Cristina va a seguir su camino y va a redoblar la apuesta. No veo problemas de gobernabilidad ni crisis institucional", dijo a AP el Ricardo Rouvier, de la consultora Ricardo Rouvier y Asociados.
Opinó que la mandataria, de 57 años, se ha convertido en "la candidata natural" del oficialismo para las elecciones de 23 de octubre del próximo año en las que, de ser elegida, renovaría mandato por cuatro años.
El oficialismo manejaba como posibles candidatos presidenciales a Kirchner y Fernández. El nombre del primero sonaba con más fuerza, pese a que en las encuestas estaba peor posicionado que su esposa.
Kirchner, secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas, tenía una intención de voto del 30% y su esposa cuenta con 2 o 3 puntos porcentuales más, según algunos sondeos.
Ninguno de esos porcentajes es suficiente para imponerse en una primera vuelta en las elecciones, en las que para ganar es necesario contar más del 45% de los votos o al menos el 40% de los sufragios y una diferencia de 10 puntos porcentuales sobre el rival más cercano.
"Esta es una oportunidad para ella. Constituirse en la verdadera jefa política", señaló Rouvier.
Otros analistas han advertido que el reto más complicado que se presenta a la mandataria es asegurarse que los sindicalistas, que tenían un fluido contacto con el ex presidente, sigan apoyando las políticas económicas del gobierno.
Las palabras del controvertido Hugo Moyano, jefe de la Confederación General del Trabajo (CGT), parecen asegurar, por el momento, un clima de cordialidad con la gobernante.
"Vamos a mantener el respaldo a nuestra presidenta. Creemos que los derechos que se han logrado no van a ser quitados. Les digo a los trabajadores que mantengan la tranquilidad y sobre todo la unidad", dijo el todopoderoso Moyano, considerado por la oposición un factor de desestabilización para cualquier gobierno que se oponga a sus ideas.
El deceso el miércoles de Kirchner, de 60 años, a raíz de una afección cardíaca, ha conmocionado a dirigentes políticos de todo signo, que definen al ex presidente como un luchador que defendía con uñas y dientes sus convicciones, y como una figura política central en la última década.
Analistas consultados por AP consideraron que, aunque es cierto que el también jefe del Partido Justicialista (PJ, peronista) ejercía un decisivo poder en el gobierno de su esposa y sucesora, la gobernabilidad en el país está garantizada.
El fallecido dirigente peronista y diputado nacional ejerció la presidencia entre 2003 y 2007. Durante su mandato logró la recuperación económica y la estabilidad política en Argentina, después de la fuerte crisis financiera e institucional de los años previos a su mandato.
Además, lanzó una política de derechos humanos que ha vuelto a sentar en el banquillo a cientos de responsables de delitos de represión en la última dictadura militar (1976-1983).
"Kirchner era el principal actor político en Argentina, pero Cristina va a seguir su camino y va a redoblar la apuesta. No veo problemas de gobernabilidad ni crisis institucional", dijo a AP el Ricardo Rouvier, de la consultora Ricardo Rouvier y Asociados.
Opinó que la mandataria, de 57 años, se ha convertido en "la candidata natural" del oficialismo para las elecciones de 23 de octubre del próximo año en las que, de ser elegida, renovaría mandato por cuatro años.
El oficialismo manejaba como posibles candidatos presidenciales a Kirchner y Fernández. El nombre del primero sonaba con más fuerza, pese a que en las encuestas estaba peor posicionado que su esposa.
Kirchner, secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas, tenía una intención de voto del 30% y su esposa cuenta con 2 o 3 puntos porcentuales más, según algunos sondeos.
Ninguno de esos porcentajes es suficiente para imponerse en una primera vuelta en las elecciones, en las que para ganar es necesario contar más del 45% de los votos o al menos el 40% de los sufragios y una diferencia de 10 puntos porcentuales sobre el rival más cercano.
"Esta es una oportunidad para ella. Constituirse en la verdadera jefa política", señaló Rouvier.
Otros analistas han advertido que el reto más complicado que se presenta a la mandataria es asegurarse que los sindicalistas, que tenían un fluido contacto con el ex presidente, sigan apoyando las políticas económicas del gobierno.
Las palabras del controvertido Hugo Moyano, jefe de la Confederación General del Trabajo (CGT), parecen asegurar, por el momento, un clima de cordialidad con la gobernante.
"Vamos a mantener el respaldo a nuestra presidenta. Creemos que los derechos que se han logrado no van a ser quitados. Les digo a los trabajadores que mantengan la tranquilidad y sobre todo la unidad", dijo el todopoderoso Moyano, considerado por la oposición un factor de desestabilización para cualquier gobierno que se oponga a sus ideas.
Read more: http://www.elnuevoherald.com/2010/10/27/827230/argentina-muerte-kirchner-no-amenaza.html#ixzz13b3J9w13
No hay comentarios.:
Publicar un comentario